Altes Museum (Museo Viejo)
“La proporción entre la obra humana y la naturaleza es la misma que media entre el hombre y Dios” dijo alguna vez Leonardo Da Vinci. Quizá, el arquitecto y pintor alemán Friedrich Schinkel, pretendía con su obra disminuir esas distancias.
Se sabe que en 1810, al incursionar en la pintura, asistió a una exposición de arte en Berlín. En ésta se encontró con “El monje frente al mar”, labor de Caspar David Friedrich, y la responsable de que abandonara su sueño de convertirse en un verdadero pintor. Según él, jamás llegaría a semejante talento.
En Berlín podemos descubrir parte de su trabajo como arquitecto. Potenciado éste a causa de su amedrentado sueño de pintar.
Una representación lúcida de su tarea es el Altes Museum (Museo Viejo) situado en la Isla de los Museos a orillas del Río Spree. Fue diseñado en 1823 y su construcción se inició en 1825. Al finalizar ésta, se inauguró como museo en el año 1830 y es uno de los 365 que, en total, tiene la ciudad.
Con 87 metros de largo y 57 de ancho, actualmente, en el Altes Museum se exponen colecciones de antigüedades y numerosas pinturas. En sus inmediaciones encontramos una parte dedicada a la Grecia Antigua y, también, a Roma.
De la primera podemos hallar el busto colocado en homenaje a Pericles, el ateniense, militar, orador y político dedicado a las artes y letras. De la segunda, Cayo Julio César, general y dictador romano. La suya es una de las representaciones más llamativas del lugar por su imponente perfección.
Por otra parte, el museo cuenta con una de los escasos retratos en mármol de Cleopatra, Reina de Egipto. Si bien la sala dedicada a Roma no es amplia, posee una buena suma de bustos y mosaicos de gran atracción.
Las dieciocho columnas del Altes Museum supieron soportar el peso, no sólo del techado, sino también de lo que significa albergar semejantes figuras en su interior con años de historia. Desde 1830 hasta la actualidad miles de turistas se han interesado en visitar esta obra humana que embellece la naturaleza de Berlín.
“La naturaleza sin la señal de la mano del hombre es más sublime” según Jaime Balmes. Tal vez, si hubiese tenido oportunidad de maravillarse con el Altes Museum, retiraría lo dicho.